Valor startup vs. personal
Emprender es un trabajo que requiere de pasión, tan gratificante como difícil. Los emprendedores debemos aprender a llevarlo con profesionalismo, compromiso pero, a la vez, con cierto desapego.
Comencemos por decir lo obvio: tú no eres tu startup. Suena tonto decirlo pero nunca viene mal recordarlo. Esa confusión inconsciente es muy común entre emprendedores. Tan común como peligrosa porque nos hace perder objetividad, tomar todo de forma personal y, en muchos casos, llevar incluso a trastornos de salud mental.
Es importante tener esto claro. Ésta división no implica bajo compromiso ni falta de confianza, sino una sana separación entre la persona (el emprendedor) y el negocio (la startup). El negocio probablemente no sobreviva los siguientes 5 años, es un hecho estadístico, y eso debe aceptarse desde el vamos. Al mismo tiempo el emprendedor debe confiar que su caso va a ser esa anomalía estadística que le permitirá convertirse en uno de los (muy pocos) ganadores, pero entendiendo al mismo tiempo que es está jugando un juego en el cual se tienen muchas chances de perder.
Es un delicado balance, porque el exceso de optimismo puede matar tu startup. Y si no te cuidas, eso puede terminar afectando también tu salud.
EXPERIMENTO MENTAL: CASO FACEBOOK
Imaginemos por un momento que eres un ángel inversionista. En abril de 2003 conoces al joven Mark y te presenta una idea muy (quizás demasiado) innovadora: quiere construir algo que él llama red social para que los estudiantes de Harvard conecten entre sí, para luego expandirlo a otros centros universitarios. Está terminando de construir el producto y listo para lanzar, está buscando capital a una valuación de $5,000,000 post money… ¿invertirías?
Si somos honestos la mayoría de nosotros hubiera dicho que no. La realidad es que la empresa no valía ese dinero y las chances de éxito eran mínimas. Por supuesto, si hubiéramos invertido y mantenido la posición hasta el IPO hubiéramos hecho el negocio de nuestras vidas. Pero es contrafáctico e injusto pensarlo de ese modo. Es como cruzar una avenida transitada con los ojos vendados, que no te pise ningún carro, y luego concluir que se trató de una buena decisión.
Es importante analizar cada decisión en base a la calidad del proceso decisorio y la información existente al momento de tomarla manteniendo cierta independencia del resultado de la misma. Por supuesto el resultado debe ser luego incorporado como retroalimentación para continuar mejorando el proceso.
El punto es, espero, claro: cuando un VC dice que tu startup no vale $5m (o lo que sea que estés buscando como valoración) eso no implica que tú no seas un excelente emprendedor ni que tu empresa no pueda llegar a valer un día mucho dinero. Simplemente significa que a ese inversor le pareció que no era un precio de entrada justo para la situación actual de la empresa y sus probabilidades de éxito. Y por supuesto, todo esto, en base a la opinión subjetiva de ese VC — ni más ni menos.